El Autismo y el Apego

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El hombre es un animal social, lo que significa que se desarrolla adecuadamente al establecer vínculos con los demás. Uno de los vínculos más importantes desde el nacimiento es el Apego.

El apego es un vínculo o lazo afectivo que se establece entre dos personas como resultado de su interacción y que nos lleva a mantener proximidad, contacto en la búsqueda de seguridad, consuelo, y protección. Necesidades básicas en la infancia cuando el bebé necesita de sus cuidadores principales para poder sobrevivir y desarrollarse adecuadamente.

 

John Bowlby estableció la teoría del apego, dice que lo habitual es que la persona que busca cuidados sea más débil y más inexperta y que se vincule con alguien que él considera más fuerte y/o más sabio. Un vínculo de apego de buena calidad es el que proporciona seguridad. Esta descripción podemos extrapolarla a la relación que tienen una madre o un padre con su hijo/a.

 

El carácter del apego no es innato, si no que el vínculo surge de la interacción continuada, por tanto su calidad dependerá de dicha relación.

No existen en la literatura demasiadas referencias del apego en el TEA, en sí, si no más bien encontramos intervenciones para mejorar dicho apego. Autores como Riviére, apuntan que los niños con TEA adquieren conductas de apego tardías.

En contraposición, la psiquiatra Ibone Olza es más positiva, y es de la opinión que toda muestra de apego por parte de los cuidadores desde una edad temprana favorece el desarrollo del niño con TEA tanto a nivel intelectual como emocional. Su conclusión es que estos niños sí son capaces de percibir las conductas de apego aunque no las manifiesten de forma notable. Habrá niños que sí lo muestren de forma evidente y otros no lo hagan de forma consciente.

El autismo conlleva una enorme dificultad para expresar emociones y para reconocerlas en los demás, algunos niños con autismo no toleran apenas besos o abrazos, mientras que a otros les chifla y abrazan indiscriminadamente incluso. Pero por otro lado casi todos son extremadamente sensibles precisamente a los cambios en los estados emocionales de sus padres, y en ocasiones cambios o empeoramientos bruscos en sus conductas tienen que ver con esto, con que están percibiendo que su madre o su padre está peor de ánimos, porque están estresados o porque atraviesan una fuerte crisis de pareja… O tal vez porque ha cambiado de maestra en la escuela y ya no ve a aquella con la que tenía un fuerte vínculo…

Un modelo de crianza basado en el amor, el apego y la educación emocional, e dota al niño con autismo de una base emocional muy sólida para enfrentarse con un entorno que le resulta muy hostil. Si lo complementas con un buen trabajo en comunicación (enseñándole a utilizar un sistema aumentativo de comunicación desde el primer momento), su capacidad emocional se verá mejorada.